domingo, 3 de junio de 2012


EL EURO Y LA TRAGEDIA GRIEGA
Jesús Castillo More
El Producto Bruto Interno (PBI)  de un país es igual a la Demanda Agregada, que es la suma del gasto en consumo, más inversión, más gasto público, más  la Balanza Comercial, (diferencia entre exportaciones e importaciones).  La suma de los tres primeros componentes se conocen como gasto interno. De esta manera, podemos ver fácilmente, que el PBI menos el gasto interno es igual a la Balanza Comercial.
La interpretación económica de esta aritmética elemental, es que si un país está importando más de lo que exporta, está gastando internamente más de lo que produce. Para que esto sea posible, el país debe contar con suficientes reservas internacionales para financiar su exceso de importaciones, o tener acceso al endeudamiento externo, recibir donaciones o privatizar sus empresas públicas.
Durante muchos años, los países europeos han vivido bajo el predominio del Estado de Bienestar, donde se deja al Estado la tarea de garantizar altos niveles de vida para la población, para lo cual se contaba con una alta presión tributaria y con el endeudamiento externo como mecanismo de financiamiento del exceso de gasto del país. El nacimiento del Euro como moneda única para todos los países de la Unión Europea, significó acatar acuerdos respecto a limitar sus déficits y niveles de endeudamiento, para quedar todos bajo la dirección monetaria del Banco Central Europeo, lo que significa que cada país pierde la capacidad de emitir moneda. Si el país agota sus reservas, y no tiene acceso a endeudamiento externo, por aritmética simple, ya no puede importar más de lo que exporta, y en consecuencia debe reducir el gasto interno: consumo, inversión y gasto público.
En un reciente artículo (Los Griegos lo apuestan todo), el Economista Xavier Sala y Martin, se refiere a la situación actual en Europa, donde Grecia puede gatillar una catástrofe económica no solo para Europa sino para el mundo. Si Grecia debe el 165% de su PBI, para recibir crédito debe estar dispuesto a pagar tasas de interés más altas y ve que los acreedores se le ausentan incluso sus socios comerciales europeos.
Dice Sala y Martin que si la Eurozona decide cortar la ayuda, pasarían dos cosas: Primero, Grecia se queda sin Euros, lo que llevaría a algunos Bancos a la quiebra. Esto da lugar a un retiro masivo de los depositantes Griegos. Para controlar el pánico, el gobierno Griego crearía un “corralito” como el Argentino, con el consiguiente caos y malestar. Segundo, el gobierno se verá obligado a reducir su déficit fiscal desde el 10% del PBI actual, no ya al 5% que le exige Europa, sino al 0%.
Estos recortes más drásticos empeorarían la crisis: El consumo, la inversión y el PBI caerían 30%.
El gobierno tendría que recurrir a pagarés  para salarios y proveedores (gretacones, como los patacones de Argentina). Estos gretacones a falta de Euros, se convertirían en la moneda Griega.
El poder adquisitivo de los gretacones y por lo tanto de los salarios, caería un 70% por la falta de confianza en el gobierno. Para salvar la situación, el gobierno griego introduciría un nuevo Dracma. Esto obligaría a que todos los contratos en Euros pasen a Dracmas. Los ahorros en Euros se devolverían en Dracmas desvalorizados en un 50 o 70%. Si el Dracma se abarata, también lo harían las exportaciones y el turismo griegos y esto empezaría la recuperación económica. Pero si el gobierno no logra reducir el déficit fiscal, seguiría imprimiendo Dracmas, lo que dispararía la inflación hasta 70, 100% o desembocar en hiperinflación. Por tanto, el abandono del Euro, concluye Sala y Martin puede ser beneficioso si se da el primer caso de alentar el turismo, o llevar a una catástrofe hiperinflacionaria.
Sala y Martin se pregunta por qué se arriesgan tanto los griegos al rechazar el ajuste, y responde que es porque saben que si bien los costos para ellos son graves, lo son más para la Eurozona. Una vez que se diera la señal que el Euro se puede romper, el pánico y la especulación podrían invadir países como Portugal, Italia, España e incluso Francia, donde la gente pensaría que les puede pasar lo que a los Griegos. Eso quebraría bancos, generaría corralitos, pobreza, emigración y un cataclismo económico sobre Europa y el mundo. De hecho, el pánico ya empezó y mucha gente demanda ahora dólares para asegurarse, lo que está haciendo subir el precio del dólar. Ante este panorama, a la Canciller Alemana Ángela Merkel, no le va quedando más que  seguir dando ayuda sin condiciones; el problema es que esto no puede durar indefinidamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario