¿Triunfo
de los que se equivocan?
El Gobierno de Obama se ha equivocado
en algunas cosas, pero los republicanos en todo

El candidato republicano, Mitt
Romney, y su compañero de candidatura, Paul Ryan. / JASON REED (REUTERS)
En estas semanas de cierre de campaña, cada bando quiere hacernos creer
que tiene las ideas idóneas para arreglar una economía todavía achacosa. Por
eso, esto es lo que necesitan saber: si se fijan en el historial, el Gobierno
de Obama se ha equivocado en algunas cosas, principalmente porque era demasiado
optimista respecto a las perspectivas de una recuperación rápida. Pero los
republicanos han estado equivocados en todo.
En cuanto a ese optimismo fuera de lugar: en un pronóstico ahora famoso
de enero de 2009, los economistas que trabajaban para el Gobierno entrante
predecían que a estas alturas habríamos dejado atrás la mayoría de los efectos
de la crisis financiera y que la tasa de paro estaría por debajo del 6%.
Evidentemente, eso no ha sucedido.
¿Por qué se equivocó el Gobierno? No fue por una fe exagerada en el
poder de su plan de estímulo; en el informe se predecía una recuperación
bastante rápida incluso sin estímulo. En lugar de eso, la gente del presidente
Obama no apreció algo que ahora es de sentido común entre los analistas
económicos: las crisis financieras severas infligen un daño económico
continuado, y se tarda mucho tiempo en recuperarse.
Naturalmente, esta misma observación ofrece una excusa parcial para la
prolongada debilidad de la economía. Y la pregunta que deberíamos hacernos
teniendo en cuenta esta desagradable realidad es qué políticas ofrecen más
posibilidades de arreglar el daño. El bando de Obama defiende un papel activo
del Gobierno; su última propuesta económica importante, la Ley sobre Trabajos
Estadounidenses, pretendía acelerar la recuperación manteniendo el gasto
público y poniendo dinero en manos de la gente con más probabilidades de
usarlo. Los republicanos, por otro lado, insisten en que el camino hacia la
prosperidad pasa por unos profundos recortes del gasto público. Y los
republicanos se equivocan por completo.
Los republicanos insisten en que el camino hacia la
prosperidad pasa por profundos recortes del gasto público
La última demostración devastadora de ese desatino nos viene del Fondo
Monetario Internacional (FMI), que acaba de publicar sus Perspectivas de la
Economía Mundial, un informe que combina la proyección a corto plazo con un
revelador análisis económico. Este informe es un documento desalentador y
preocupante que nos dice que la economía mundial está significativamente peor
de lo previsto y que el riesgo de que se produzca una recesión mundial está
aumentando. Pero el informe no es solo pesimista; contiene un análisis
pormenorizado de las razones por las que las cosas van tan mal. Y la conclusión
a la que llega este análisis es que una parte desproporcionada de las malas
noticias provienen de países que persiguen la clase de políticas austeras que
los republicanos quieren imponer a Estados Unidos.
Vale, no lo dice exactamente con esas palabras. Lo que el informe dice
de hecho es: “La actividad a lo largo de los últimos años ha decepcionado más
en las economías con planes de consolidación fiscal más agresivos”. Pero viene
a significar lo mismo.
Y es que los líderes republicanos se han aferrado al punto de vista de
que recortar el gasto en una economía deprimida —“consolidación fiscal”, en la
jerga del FMI— es bueno, y no malo, para la creación de empleo. Poco después de
las elecciones de mitad de mandato, la nueva mayoría republicana en la Cámara
de Representantes emitió un manifiesto sobre política económica —titulado Gasta
menos, debe menos, haz que la economía crezca— que exigía realizar
inmediatamente grandes recortes en el gasto y despreciaba la idea de que la consolidación
fiscal (sí, empleaba los mismos términos) podía agravar la recesión económica.
“Los efectos no keynesianos”, declaraba el manifiesto, lo arreglarían todo.
Bueno, resulta que eso no es ni mucho menos cierto. Lo que el FMI
muestra es que los países que más han recortado el gasto son también los países
que han experimentado las recesiones económicas más profundas. De hecho, las
pruebas indican que el Partido Republicano se equivocaba completamente al
rechazar el punto de vista habitual de que los recortes del gasto perjudican a
la economía a corto plazo. Los últimos recortes del gasto parecen haber hecho
incluso más daño de lo que la mayoría de los analistas —incluso los del propio
FMI— preveían.
Si Romney gana las elecciones, los republicanos
considerarán que sus ideas se han visto reivindicadas
Y eso nos lleva a la pregunta sobre la forma que adoptará la política
económica después de las elecciones. Si Obama gana, presumiblemente volverá a
defender un estímulo moderado, encaminado a convertir la recuperación gradual
que parece haberse iniciado en una vuelta más rápida al pleno empleo.
Sin embargo, los republicanos se ciñen a una doctrina económica que ha
demostrado ser falsa, y de hecho desastrosa, en otros países. Tampoco es
probable, a juzgar por la experiencia, que cambien de punto de vista. Al fin y
al cabo, los hechos nunca se han interpuesto en el camino de la ortodoxia
republicana en ningún otro aspecto de la política económica. El partido sigue
oponiéndose a una regulación financiera efectiva a pesar de la catástrofe de
2008; sigue obsesionado con los peligros de la inflación a pesar de los años de
falsas alarmas. De modo que no es probable que renuncie a sus opiniones
políticamente convenientes respecto a la creación de empleo.
El caso es que si Mitt Romney gana las elecciones, el Partido
Republicano seguramente considerará que sus ideas económicas se han visto
reivindicadas. En otras palabras, es posible que cosas políticamente buenas
estén a punto de pasarles a unas ideas muy malas. Y si la cosa acaba así, los
ciudadanos estadounidenses pagarán el pato.
Paul Krugman es profesor de Princeton y premio Nobel de 2008.
© New York Times Service 2012.
Traducción de News
Clips.
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