La cumbre verde acaba en decepción
Río+20 no logran
avances en las políticas ambientales ni de desarrollo sostenible

El expresidente Zapatero saluda al
secretario general de la ONU durante un acto en Río+20. /MARCELO SAYÃO (EFE)
La Conferencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible Rio+20
se clausura este viernes de la misma manera que se inauguró tres días antes:
con un documento de
mínimos que no hurga en las sensibilidades de nadie y que ciertamente no
servirá de revulsivo para que la comunidad internacional reaccione con vigor
ante el deterioro natural del planeta. En Río los líderes no han sido capaces
de dar respuestas contundentes a las demandas de buena parte de
la sociedad: de momento no habrá nuevos mecanismos de financiación para
políticas de desarrollo sostenible, ni un acuerdo para crear una agencia que
sea el brazo medioambiental de la ONU (actualmente lo que existe es el Programa
de Naciones Unidas para el Medioambiente –PNUMA-), ni nuevos pasos al frente en
la protección de los océanos, ni la decisión de eliminar los subsidios a los
combustibles fósiles o medidas que contribuyan a la erradicación de la pobreza
en el mundo.
Fuentes del Gobierno brasileño, que ha sido el anfitrión y el impulsor
de este acuerdo, admiten las dificultades para cerrar un texto más ambicioso,
aunque también insisten en que el éxito de Río+20 radica en que 193 naciones
hayan alcanzado un consenso rápidamente y sin entrar en amargas discusiones. Sin
embargo, fuentes del equipo negociador de la Unión Europea (UE) abundan en la
idea de que Brasil ha optado por el camino fácil de articular un documento que
deje a todos mínimamente contentos, aunque sea a costa de sacrificar los
avances reales que se esperaban de esta cumbre. “Ha primado la lógica de que es
preferible tener cualquier acuerdo a no tener ningún acuerdo”, resumen de
manera gráfica. Sin embargo, todas las fuentes consultadas opinan que este
encuentro no caerá en saco roto. En este sentido, la delegación de Brasil
asegura que la cumbre de Río alumbrará el camino para que medidas más concretas
cristalicen en los próximos años.
Quizá sea injusto responsabilizar de la falta de ambición del documento
final al país anfitrión, Brasil, ya que hay razones de gran calado que explican
el fracaso. La primera de todas radica en el crítico momento que viven varios
países de la UE y la situación en EE UU, aún empantanado en la superación de su
crisis económica y con unas elecciones a la vuelta de la esquina. En época de
crisis, las políticas medioambientales y sociales suelen quedar arrinconadas. Y
eso es lo que ha sucedido en esta cumbre: el momento ha fallado.
De Río no han salido
países ganadores, aunque sí infinidad de perdedores, sobre todo las naciones en
vías de desarrollo. Quizá el Vaticano sea el único participante que se haya
salido con la suya tras conseguir que se elimine de las conclusiones el término
“derechos reproductivos” de la mujer, introducido por Brasil y que se refería a
la libertad de la mujer para decidir sobre su maternidad.